Estados Unidos espió, al menos entre 2006 y 2012, a los tres últimos presidentes franceses, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande, según documentos lanzados por Wikileaks y dados a conocer por la prensa francesa.
Estos documentos, clasificados top-secret, consisten en particular en cinco informes de la Agencia Nacional de Seguridad estadunidense (NSA) basados en “intercepciones de comunicación”. Los mismos estaban destinados a la “comunidad de seguridad” estadunidense y a responsables de la NSA, según el diario Libération.
Los mismos emanan de una oficina identificada como Summary Services, “servicio de síntesis”.
Sin grandes revelaciones, éstos explican el funcionamiento o la toma de decisiones de Hollande y sus dos antecesores.
Muestran, por ejemplo, cómo Sarkozy se percibía a sí mismo como el “único hombre capaz” de resolver la crisis financiera. El ex ministro de Relaciones Exteriores en tiempos de Chirac, Philippe Douste-Blazy, es además descrito como alguien que tiene “propensión (…) a hacer declaraciones inexactas e inoportunas”.