Cuatro mexicanos concentran el 9% del PIB

0
187

Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego suman una fortuna equivalente al 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mientras existen en promedio tres millones de trabajadores que reciben un salario mínimo, informó Oxfam.

“Los cuatro han hecho sus fortunas a partir de sectores privados, concesionados y/o regulados por el sector público. Estas élites han capturado al Estado mexicano, sea por falta de regulación o por un exceso de privilegios fiscales”, señaló el economista Gerardo Esquivel, en el documento ‘Desigualdad extrema en México’.

La brecha económica se ha ensanchando en las últimas dos décadas, ya que en 1996 existían en el país 16 familias que sumaban una riqueza de 142 mil 900 millones de dólares.

De este modo se destacó que la constante desigualdad tiene consecuencias económicas graves pues el mercado interno se ve debilitado. Ante la escasez de recursos, se recorta el capital humano y se pone en juego la productividad de los pequeños negocios.

Para nuestro país el coeficiente de Gini (que mide la concentración del ingreso donde 0 es perfecta igualdad y 1 perfecta desigualdad) se ubicó en 0.441 cuando el promedio para otros países es de 0.373. “De 113 países, México ocupó el lugar 87 en desigualdad”, informó la investigación.

“Vemos con preocupación la excesiva e indebida influencia de los poderes económicos y privados en la política pública y la interferencia que esto implica para el ejercicio de los derechos ciudadanos”, destacó Oxfam.

El informe indicó que en México, 1 por ciento de la población percibe 21 por ciento del total de los ingresos, lo que coloca a nuestro país con una concentración mayor que en países como China, Estados Unidos, Sudáfrica y Colombia.

A lo largo del documento, el autor resalta que de alguna u otra forma estos cuatro personajes han sido beneficiados por el laxo marco legislativo en los sectores en los que operan sus principales empresas.

Menciona, por ejemplo, el caso de Carlos Slim, “donde el control de la red nacional de telefonía le permitió establecer tarifas de interconexión muy elevadas a sus competidores. De esto no sólo obtuvo ingresos extraordinarios para su empresa, sino que además, hizo a su competencia mucho menos competitiva frente a la suya”.