Liconsa se basa en tres investigaciones del Instituto Nacional de Salud Pública para presumir que la leche fortificada que distribuye ha conseguido aumentar dos centímetros la talla de los niños; sin embargo, dichos estudios tienen “problemas metodológicos” que hacen imposible sostener que dicho “logro” sea verdadero, según concluye el Informe de Evaluación Específica de Desempeño 2012-2013, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval).
Liconsa es una empresa estatal que distribuye leche a un precio menor que el comercial en las zonas más marginadas del país, pero a 15 años de operación no existe evidencia científica sobre la mejora en la salud de la población objetivo; es decir, en niños de 6 meses a 12 años, mujeres adolescentes de 13 a 15 años, mujeres en periodo de gestación o lactancia, mujeres mayores de 45 años, adultos de 60 años y más, y los enfermos crónicos y personas con discapacidad mayores de 12 años.
El 6 de julio pasado, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, encabezó un mensaje a medios para informar los avances logrados en lo que va del sexenio en los tres de los principales programas sociales de la dependencia, como Prospera; Abasto Rural, de Diconsa, y el de Abasto Social de Leche, de Liconsa.
Sobre este último, el director general, Héctor Ramírez Puga, dijo que los niños que toman leche fortificada Liconsa “han logrado crecer hasta 2.5 centímetros más y desarrollar hasta 700 gramos de masa muscular, lo que provoca un mejor aprovechamiento escolar y más productividad en la etapa adulta”.
Aseguró que las fórmulas de Liconsa llegan a 6 millones de personas y “evitan la obesidad infantil y combate la anemia”, como lo comprobó el Instituto Nacional de Salud Pública en su Centro de Investigaciones en Nutrición y Salud, dependiente de la Secretaría de Salud.
Animal Político solicitó dichos estudios y en ellos, efectivamente se concluye una mejora en la talla de los niños evaluados; sin embargo, se trata de investigaciones de 2004, 2006 y la más reciente es de hace seis años.
Como parte del análisis de desempeño del programa, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval), analizó las investigaciones del Centro de Investigaciones en Nutrición y Salud que la dependencia mostró como evidencia de los beneficios conseguidos en 2012-2013. Encontró que la metodología de esos tres estudios no es lo suficientemente sólida para sostener que existen beneficios en la salud de los niños gracias a la leche fortificada con hierro y zinc.
¿El crecimiento es atribuible a la leche?
La investigación del Coneval descubrió que las evaluaciones del Centro de Investigaciones en Nutrición y Salud “presentan problemas metodológicos por lo que los resultados positivos reportados difícilmente pueden ser atribuidos a la fortificación”.
En la explicación metodológica se informa que en la evaluación de 2004 se consideraron 2 grupos, uno que recibió leche fortificada Liconsa y otro leche Liconsa sin fortificar en polvo, con seguimiento a un año y “los resultados son cuestionables ya que los grupos no son estadísticamente comparables en la etapa inicial ya que hay diferencias significativas en el consumo de hierro y zinc y en el gasto en alimentos”.
Por lo tanto se sugiere llevar a cabo una nueva evaluación de impacto “con rigor metodológico que considere el impacto de la leche per se en los diferentes grupos de edad en los que focaliza el Programa”.
Además, en la evaluación de 2009, donde se hace el seguimiento y comparación, los grupos conformados por los hogares en 2003 y los hogares en 2006 tienen características socioeconómicas distintas que no fueron controladas, “de forma que no se podría garantizar que los grupos sean comparables entre si”.
En la evaluación de 2009, no se encontró un impacto del programa en el desempeño escolar, pero sí un impacto en el desarrollo intelectual; sin embargo, “el nivel socioeconómico es el que explica en mayor medida este impacto”.
La conclusión del Coneval es que “las tres evaluaciones de impacto (2004, 2006 y 2009) usan los mismos grupos y por tanto tienen los mismos problemas metodológicos”.
El programa ha tenido un presupuesto superior a los mil millones de pesos anuales desde 2007 y hasta 2012. Sin embargo, el Coneval señala que entre las debilidades está la falta de comprobación de su efectividad y la duplicidad con otros programas de la Secretaría de Desarrollo Social.
Esto dicen las investigaciones
El Centro de Investigaciones en Nutrición y Salud explica en sus informes que desde 2003 inició las evaluaciones para determinar el impacto de la fortificación de la leche Liconsa sobre la nutrición y la prevalencia de anemia y deficiencias de hierro, zinc y ácido fólico.
Se encontró que la prevalencia de anemia “disminuyó de manera dramática” con una mejoría de más de 50% entre los niños que consumieron la leche fortificada. Mientras que al analizar a quienes tenían dos años de recibir la leche, ya con 36 y 54 meses de edad, entre 2005-2006 se demostró mejor crecimiento físico, actividad física más intensa y mayor masa muscular.
Además, “la talla fue al menos 2 cm mayor en los grupos de intervención” y los niños que recibieron leche fortificada tuvieron una masa muscular 700 g mayor que los que nunca la recibieron. “Tal aumento es atribuible muy probablemente a la mejoría en el estado de nutrición de zinc de los niños que recibieron leche fortificada”, concluye el estudio.