El fragor y el estruendo de Verónica Gerber

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Verónica Gerber accede a empezar por el comienzo “si es que hay algún comienzo”.

Las calles del país parecen estar ya reventadas de la presencia vigilante de militares y policías federales, y aunque la escritora y artista visual menciona que Oaxaca le encanta por su comida, se le pregunta qué piensa de que la entrevista se desarrolle con el soundtrack de fondo de las hélices de los helicópteros de la Gendarmería Nacional que sobrevuelan una y otra vez la ya no tan verde Antequera.

“Es una sensación de terror. Esto que este sobrevolando todo el día un helicóptero federal te aterroriza, quieras o no. El vivir con miedo era una constante en las dictaduras de Sudamérica.

Gerber Bicecci, hija de exiliados argentinos de la dictadura militar argentina de los ochentas, está en Oaxaca para presentar su novela Conjunto Vacío, la cual parte de una experimentación y mezcla de escritura y de recursos visuales.

“Se trata de que los dibujos cuenten parte de la historia, que no sean ilustraciones, sino que lleven dentro de ellos una parte esencial de la narración”.

Gerber afirma que no fue complicado trabajar la escritura porque siempre estuvo en su trabajo visual, que el complemento, dialogo o intercambio entre escritura y arte visual es para ella básicamente la búsqueda de una intersección en la que puedan existir ambas expresiones, con un cierto equilibrio, en el que no sea fácil diferenciarlas.

“Conjunto vacío es un libro que no pretende contar una historia de la forma tradicional en la que se cuenta una historia. Son una serie de pasajes que están conectados unos con otros a través de diversas formas del vacío”.

La paradoja de relatar el vacío en un país envuelto en una psicosis progresiva permeada por la sangre y la violencia, no pasa inadvertida para la escritora.

“En México siempre hemos vivido una dictadura ambigua, blanda, perfecta o democrática, o como se le quiera llamar”.

Verónica comenta que estamos empezando a ver como a los mexicanos país se les ha ido progresivamente despojando de sus espacios públicos, con la gente atrincherándose en su casa.

“Este es un gobierno silencioso que está muy a las vivas para no dejar que la información fluya, es un gobierno del silencio, del terror, donde nadie quiere decir nada porque sientes que se la van a tomar contigo y con tu familia”.

Gerber considera que el México actual es “parecido y no” a la dictadura militar argentina de la cual tuvieron que salir huyendo sus padres.

“La cantidad de desaparecidos en México ya sobrepasó por mucho la cantidad que hubo en la dictadura”.

Respecto a como los escritores y artistas visuales de este país han hecho frente al progresivo autoritarismo ( con “matanzas continuas y desapariciones”) del gobierno federal ejemplificado solo por citar ejemplos, en 43 normalistas desparecidos y un niño asesinado hace unos días por una bala del ejército mexicano en Ostula, Michoacán, con un aparato cultural económicamente supeditado a la buena voluntad del Estado, Gerber considera que hay diferentes formas de tratar de pensar el actual escenario desde la producción artística.

“Hay quien le entra directo a contar el presente y hace una narconovela, a contar historias del momento que se está viviendo”.

“En mi caso en mi libro el personaje principal es hijo de exiliados de la dictadura argentina. Mi intención es la de reflexionar en términos políticos, sobre las consecuencias del exilio”.

“Quince o veinte años después que pasa con personas que fueron arrancadas de su lugar de origen por la violencia, simplemente por pensar distinto y querer hacer las cosas de otra forma”.

Para Gerber estos “diez años de violencia en el país” han dejado, dejan y dejaran un profundo desarraigo frente a actos de brutalidad con graves consecuencias.

“El que el personaje principal de Conjunto vacío (la madre del protagonista) sea un personaje que está ahí pero que nadie puede ver es una de esas consecuencias

“No estoy trabajando directo con el presente, pero si me pregunto mucho sobre sus consecuencias. Trato de imaginar que va a pasar en veinte años con los niños que son hijos de familias con desaparecidos, muertos, ejecutados y víctimas de violencia extrema”.

“Que caen en algún tipo de situación horrible de toda la variedad que guarda este país”.

Gerber cuenta que cuando era niña la marcaron los simulacros de protección que se hacían en su primaria ante las posibilidades de una hipotética inmersión térmica en el Distrito Federal.

“Pero eso no es nada frente a los simulacros de balaceras que hoy se llevan a cabo en las escuelas Crecer con eso traerá consecuencias para generaciones de mexicanos”.

Gerber considera que ya existen, desde hace años, un montón exiliados mexicanos por razones políticas, y cita el ejemplo de una chica de Cholula, Puebla, que denunció los ecocidios cometidos por el gobierno de Rafael Moreno Valle, salió del país y ya no pudo regresar porque se enteró que tenía una orden aprehensión sobre su cabeza.

“Es bastante terrible lo que estamos viviendo. Aunque al mismo tiempo la vida cotidiana sigue avanzando y uno sigue yendo al trabajo, al súper y haciendo las cosas de siempre”.

Ese Conjunto Vacío en el que parece convertirse el ánimo de las cosas en este país, es para Gerber el principal pretexto para nombrarlo.

“Delimitarlo, de entrada nombrarlo es convertirlo en un elemento. No puedes nombrar un agujero porque al nombrarlo lo conviertes en algo.

Desde la contradicción es como Gerber considera que escribió su más reciente libro, ganador del premio de novela para escritoras mexicanas, Aura Estrada.

“Se publican a pocas mujeres, si uno mira las colecciones de las editoriales no solo de México sino del mundo, lo que menos hay son mujeres. En los catálogos son sesenta u ochenta por ciento de escritores hombres”.

Mónica pregunta si nos esperamos tantito en lo que pasen los helicópteros federales que ya vienen por su cuarta cabalgata de valquiria en el cielo oaxaqueño. No hay espera.

“Hay mujeres escritoras interesantes que se descubren muy tarde”.

Gerber identifica de las escritoras de su generación a Daniela Bojórquez Vértiz, como aquella colega con la que sostiene un dialogo interesante, ya que las dos comparten la idea de liberar el yugo del texto sobre la imagen.

De las escritoras mexicanas en activo se le pregunta sobre como cuentan ellas lo femenino, el ser mujer en este país.

“No creo que ninguna de ellas este tratando de contar lo femenino, es reductivo pensar que tiene que ser así”.

Gerber declara que una mujer escribe sobre lo mismo que escribe un hombre, de la misma forma, con las mismas herramientas, con la misma visión.

Aunque trata de disimularla, a su molestia, ante el sexismo involuntario del reportero, no la silencian ni el fragor ensordecedor de unos helicópteros que ahora vuelan al ras de las azoteas.