La madrugada del jueves, un periodista murió y dos más resultaron lesionados en un ataque a tiros en un bar de Orizaba, Veracruz. De acuerdo con las autoridades, los reporteros “convivían” con el jefe de plaza de los Zetas –quien también murió–. Un día después, el diario El Buen Tono informó que despidió a los reporteros sobrevivientes; la razón: “no tenían por qué estar conviviendo con delincuentes”.
“Lo decimos fuerte y claro. Los dos reporteros que presenciaron la ejecución de dos jefes Zetas y un reportero coludido, no tenían por qué estar conviviendo con delincuentes. Por ello, fueron cesados.
“Ambos periodistas no debían estar reunidos con delincuentes a medianoche, en un bar ingiriendo bebidas alcohólicas, sin cumplir una orden de trabajo y sin haber informado a sus superiores”, indicó el medio local en un editorial publicado en su sitio web.
Ayer, el director del Buen Tono, Luis Domínguez, dijo en entrevista radiofónica que los dos reporteros llegaron al lugar para saludar a Heriberto Santos –el periodista asesinado–, cuando cinco hombres armados entraron al lugar y se dirigieron directamente a él y a José Márquez Balderas el Chichi –identificado por las autoridades como el jefe de plaza del grupo delincuencial Los Zetas– para asesinarlos.
Sin embargo, más tarde Domínguez dijo que los reporteros de su medio también estaban conviviendo en el lugar.
El secretario de gobierno de Veracruz, Flavino Ríos, reveló el nombre de los reporteros: Enrique Rivas y Guillermo Ramos, quienes no recibieron disparos, pero sí fueron golpeados, y que se encuentran bajo resguardo de las autoridades de Veracruz.
En su editorial de este viernes 14 de agosto, El Buen Tono afirma que el ataque registrado ayer “no fue un atentado a la libertad de expresión, ni un ataque contra el periodismo veracruzano”.
Este hecho ocurre mientras el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, es cuestionado por organizaciones defensoras de la libertad de expresión por la situación de periodistas asesinados y desaparecidos en esa entidad. A principos de esta semana, de hecho, el mandatario local fue interrogado por las autoridades del DF por el multihomicidio en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México.
En ese hecho fueron asesinadas, torturadas y en algunos casos agredidas sexualmente cinco personas: Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Alejandra Olivia Negrete, Mile Martín y Rubén Espinosa. En el caso de Vera y Espinosa, ambos dejaron Veracruz por presuntas amenazas; incluso Nadia llegó a inculpar al gobernador Duarte de cualquier cosa que pudiera ocurrirle a ella o a su familia.
El editorial íntegro:
Lo decimos fuerte y claro. Los dos reporteros de EL BUEN TONO que presenciaron la ejecución de dos jefes Zetas y un reportero coludido, no tenían por qué estar conviviendo con delincuentes. Por ello, fueron cesados.
Ambos periodistas no debían estar reunidos con delincuentes a medianoche, en un bar ingiriendo bebidas alcohólicas, sin cumplir una orden de trabajo y sin haber informado a sus superiores.
EL BUEN TONO ha cesado, tan sólo en el último año, a media docena de reporteros por haberse comprobado que faltaron a la ética de la empresa y del mismo periodismo libre. Y en esta ocasión, no podía ser la excepción.
Es necesario puntualizar que los hechos registrados el jueves a primera hora fueron un ajuste de cuentas de un grupo delictivo contra otro.
No fue un atentado a la libertad de expresión, ni un ataque contra el periodismo veracruzano.
No obstante, también lo decimos claro y directo. El Gobierno del Estado es el responsable de salvaguardar la integridad de sus habitantes en todo el territorio.
No lo eximimos, porque nos queda claro que dentro del Gobierno, como afuera, entre la población, hay delincuentes que actúan en colusión.
En EL BUEN TONO reiteramos nuestro compromiso con la verdad y con nuestros lectores, y faltaríamos a éstos deberes si permitiéramos que nuestros reporteros estén en complicidad con grupos delictivos.